Costa Rica y Panamá coordinarán el traslado en autobuses de migrantes que retornan hacia el sur tras fracasar en su intento de ingresar a Estados Unidos, con el fin de controlar un flujo migratorio inverso en ascenso, informaron este lunes ministros de ambos países.
Desde ahí serán trasladados al refugio de migrantes del gobierno panameño en Lajas Blancas, en la selva del Darién, limítrofe con Colombia, para un recorrido total de más de 1.400 kilómetros por carretera entre ambos países. Desde Panamá deberían seguir viaje por mar hacia Colombia.
Con esta medida, los migrantes, que son sometidos a controles biométricos de seguridad, "no cruzarán Costa Rica de forma clandestina e insegura", señaló desde Peñas Blancas el ministro costarricense de Seguridad, Mario Zamora.
"Es una noticia muy buena para los migrantes y para quienes velan por los derechos humanos de estas personas porque este flujo ordenado las aleja de las mafias migratorias", que cobran hasta 300 dólares por pasar ilegalmente la frontera, expresó Zamora en rueda de prensa junto a su homólogo panameño, Frank Ábrego.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, manifestó el jueves que el número de migrantes que regresa desde el norte "va en ascenso".
Según el mandatario panameño, más de 2.200 personas, en su mayoría venezolanos, se han devuelto en las últimas semanas.
Panamá ha autorizado el regreso de migrantes venezolanos hacia Colombia en embarcaciones. Desde hace días, cientos de ellos han navegado desde el Caribe panameño hacia el golfo de Urabá, en territorio colombiano.
"Estamos muy compenetrados en colaborar, sobre todo con nuestro otro vecino que es Costa Rica (...), con todo este cúmulo de personas que tenemos nosotros que ayudar a ingresar a Panamá con respeto a sus derechos humanos", afirmó Mulino el jueves.